Armario mágico, sueños en papel y tinta para compartir

Se trata de una innovadora versión de biblioteca libre donde la gente puede retirar un libro sin ningún trámite, control o costo con la condición de devolverlo o dejar uno en su lugar. Ideológos: los “Esqueléticos” de la Gabriela Mistral.

La idea surgió por iniciativa de una docente con sus alumnos de segundo grado de la Escuela Gabriela Mistral, de barrio Juniors, que tomaron como modelo una idea que vieron en Internet en la que la gente dejaba libros en espacios públicos, como una plaza o una garita de colectivo, para el libre acceso de cualquiera que quisiera llevarlo.

Los chicos pensaron en imitar el procedimiento estableciendo un lugar en el que los vecinos accedieran a libros sin ningún tipo de control o trámite, bajo la condición – no excluyente – de devolverlo o dejar otro libro en lugar del que se lleva. Una biblioteca absolutamente libre, en otras palabras.

Los papás se suman al proyecto

“A partir de esa idea, un grupo de padres que nos acercamos empezamos a darle forma de a poco. Se armó un primer armario en la puerta del cole que cumpliera la función de guardar esos libros”, nos cuenta José Espósito, uno de los papás que da una mano en el “Armario”.

José destaca que la iniciativa es un colectivo de trabajo que integra docentes, padres e incluso otros vecinos, dado que la movida trascendió los límites de la comunidad educativa de la escuela.

Entre heladeras y juntaderas

Inicialmente, se instaló un armario en la puerta de la escuela de calle Leonor de Tejeda pero las inclemencias del clima (lluvia, humedad) empezaron a dañar el material.

Entonces, el grupo de trabajo tuvo la idea de reemplazar el armario por heladeras. “Aguantan la intemperie y protegen mejor los libros”, explicó José. Al poco tiempo, consiguieron las primeras dos y las adaptaron para su nueva función.

“Después armamos una juntadera en la que también participaron los artistas Natalia Martínez, vecina del barrio y Luis paredes, quienes colaboraron haciendo una narración de cuentos en vivo y una intervención ilustrativa sobre las heladeras que hoy están en la placita del Neuro”.

Las “juntaderas” son convocatorias a que la gente aporte libros para alimentar la biblioteca y también para que se vaya interiorizando de qué se trata la iniciativa.

En la última juntadera se hizo una caravana, una especie de ceremonia para el traslado de las heladeras, que se mudaron de la escuela a la plazoleta del Neuro, en calle Bahía Blanca. “Hubo un evento con un coro y tres chelistas que hicieron un espectáculo libre para la gente que participó”, cuenta Espósito.

Ubicarlas ahí permitió más movimiento y conocimiento de la iniciativa. De hecho, ya hay una réplica de este modelo en barrio Jardín por iniciativa de un escritor, vecino de esa zona. Los profesionales de los talleres artísticos del Neuro están a cargo de ellas desde entonces.

Leeme, disfrutame y devolveme

“La idea es que se acerque cualquiera. El eslogan era “leeme, disfrutame y devolveme” aunque después nos replanteamos si era una condición devolver el texto porque si representaba algo valioso para la persona se lo podía quedar, siempre y cuando dejara otro en su lugar”, aclara José.

¿Funciona?

Los chicos iban después de clase a ver qué novedad había en el armario. “Generalmente eran más los libros que se iban que los que entraban pero con las juntaderas y donaciones lo mantenemos siempre bien nutridos, nunca hay faltante”, describe el papá.

Abierto al público

“En realidad no hay una comisión, nada estructurado. Van los que pueden y la idea es que se siga sumando gente. Nos planteamos objetivos a corto y mediano plazo y no muy ambiciosos para que puedan cumplirse con los recursos que disponemos, que es más que nada la voluntad de la gente que participa”, cuenta José.
La biblioteca es para todos. Si bien se organizó en principio en el marco del colegio, hoy tiene libros para chicos y para grandes.

La próxima juntadera será el 26 de noviembre y contará con la presencia de la escritora Graciela Biallet que vendrá a narrar cuentos para los chicos en la placita del Neuro.

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Biblioteca Barrial El Armario Mágico

El nombre

Para bautizar el proyecto, se organizó una votación donde se dejaron urnas en los comercios e instituciones del barrio y por mayoría quedó electo “armario mágico”.

“Los Esqueléticos” es el apodo del grupo de niños que estuvo al frente de la iniciativa. Hace ya más de dos años de su idea original.