El guitarrista de barrio Pueyrredón está recorriendo la Argentina con su más reciente producción

Su vida está situada en la música, desde la docencia, la composición y la autoría. Desde hace años lleva a través de distintos puntos del país – viajando a caballo, incluso – las obras de grandes referentes del folklore como así también sus propias producciones.

La última de ellas es “Gramilla”, un álbum de once temas, varios de ellos instrumentales. El artista, vecino de barrio Pueyrredón, nos dejó más detalles sobre el disco.

Contanos un poco acerca de tu último trabajo
Gramilla es un disco que encierra pensamientos, vivencias y la experiencia de una porción de mi vida como músico, que además vivió y trabajo en el campo gran parte de ese tiempo. Cada tema fue seleccionado pensando en dejar bien plasmado mi sentimiento por los paisanos, el paisaje, los personajes… Está pensado con la mirada de aquel que tuvo la llanura pampeana como cuna pero que hoy lo cobija el monte y los cerros de la mediterránea provincia de Córdoba.

También tiene una mirada de conciencia ambiental en algún punto
Sí, me interesa hablar de hechos sociales que nos atraviesan cada día como la lucha contra el desmonte o la minería contaminante.

¿Por qué se llama “Gramilla”?
El nombre de Gramilla surge de la charla con un paisano en el norte cordobés, un criollo de a caballo que me contaba como hacía para formar una senda o camino en esa zona que, cuando llueve mucho, el agua barre y se lleva toda la piedra. Entonces, este hombre me dice que para que eso no suceda hay que dejar que “engramille”, que se llene de pasto, que esa misma gramilla aferra esas piedras al suelo y evitan así que se vayan. Pensé en ese concepto relacionado a mis canciones, que pretendo que se aferren a la tierra, que desde allí es de donde provienen, y que si echan raíces, difícilmente serán arrastradas y estarán sujetas al corazón de tierra.

¿Qué repercusión está teniendo el disco?
El disco nos está dando muchas alegrías porque nos enteramos que se anda escuchando bastante y muchos medios lo programan. Ha tenido lindas criticas, de periodistas especializados o “escuchadores de discos”, músicos colegas y llegan también por algún medio algún mensaje de otras provincias.

¿Por dónde has pasado en esta tarea de presentar el álbum?
Desde su presentación, que fue en Buenos Aires, en San Telmo el pasado 17 de mayo, hemos recorrido luego Córdoba Capital el 1º de Junio, posteriormente el norte de Córdoba, Villa de María de Río Seco y San José de la Dormida, seguimos en Pergamino el 15 de junio y se viene Rosario en julio. En agosto vuelvo de gira a Buenos Aires y La Plata.

Amar la música

¿De dónde surge esta pasión que tenés por el folklore?
En mi casa siempre se escuchó folklore. Desde la infancia fui poniendo la oreja a músicas que me conmovían o me generaban un estado de mucha plenitud y la emoción llegaba, te diría, con los primeros compases de una milonga o una zamba.

¿En qué momento decidiste aprender a tocar?
El hecho detonante fue allá por 1992 cuando realicé el primer viaje a caballo desde Pergamino a Cosquín junto al autor y compositor entrerriano Víctor Velázquez. En ese viaje, que duró 45 días, fui escuchando horas y horas de guitarras y al volver de Cosquín a Pergamino sentí una plena necesidad de aprender y poder tocar eso que venía escuchando en guitarreadas y la radio bajito a la noche, muy tarde. Así fue que, por recomendación, llegue una mañana a la casa de Ramón Giles, mi primer y gran maestro.

¿Qué te dejó el aprendizaje de la música y ese maestro en particular?
Su paso por mi vida fue mucho más importante que lo que él seguro imaginó. Aprendí a amar la guitarra, la conducta de la profesión, la amistad, a saber que otro músico no es un rival, sino un colega, que no se saca nada afuera si no hay nada por dentro y que abrazar la música no es solo tocar bien, sino, sentir y expresar lo que se toca.

¿Tus padres te inculcaron ese amor por la música?
Mi mamá Irma tocaba el acordeón. Había estudiado música y fue ella quien me enseñó las primeras negras y cocheas en el pentagrama. Años más tarde me fui a Rosario a estudiar. Hacer música es como entrar y marcar tarjeta alguna vez para jamás salir. No importa cuántos años antes y cuántos pasarán, lo que importa es hacerlo con compromiso, dedicación a la profesión y sobre todo con mucho amor y respeto.

“No se saca nada hacia afuera si no hay nada por dentro y abrazar la música no es solo tocar bien, sino, sentir y expresar lo que se toca”

Link para escuchar Gramilla: https://www.youtube.com/watch?v=Hecbc2tLXG0
Sitio Web: www.fernandomorales.com.ar
Foto: Eduardo Fisicaro