Tres generaciones en el negocio del pescado

Francisco Márquez inició el camino al vender pescado puerta a puerta cuando era tan solo un niño. Con el tiempo, fundó una pescadería que se transformó en una empresa familiar referente del rubro, que a su vez fue el origen de los proyectos comerciales de sus hijos. Uno de esas iniciativas es Puerto Argentino, de Noemí Márquez, cuyos hijos también se sumaron al negocio.

La historia de la familia Márquez podría presentarse como un símbolo de los negocios familiares de Córdoba.

“Mi papá empezó esto a los 9 años. Él y sus hermanos trabajaban de niños. Un día se fue con un canasto a la estación de trenes a buscar pescado y comenzó a ofrecerlo en la zona donde hoy está la mujer urbana”, cuenta Noemí, una de las hijas de Don Francisco.

La comerciante cuenta que su padre “se entusiasmó con la idea al ver que vendió todo en medio día”. Así, a tan temprana edad, descubrió el negocio sobre el que construiría su futuro y el de su familia.

Ya en su juventud, Francisco y sus hermanos – que se sumaron al proyecto – comenzaron a abastecerse en el Mercado Norte y a recorrer las ferias de la ciudad.

Con esfuerzo y dedicación, el negocio fue creciendo y Márquez logró instalar un local de venta con cámara frigorífica en barrio Ayacucho.

Lo primero es la familia

“Al terminar la escuela, de los seis hermanos todos elegimos trabajar”, cuenta Noemí. “Los varones, que eran más grandes, ayudaron a que mi papá instale el mayorista. Teníamos el depósito principal en barrio Ayacucho, donde ya los proveedores venían directo desde Mar del Plata”, agrega la comerciante.

“Mi papá montó una cámara frigorífica y un salón de venta frente al velódromo y ahí el negocio empezó a despegar”. Después, inspirados por sus anhelos personales, los hijos de Francisco fueron abriendo sus propias pescaderías en distintos barrios de Córdoba. Una de ellas sería en General Paz.

El sueño del negocio propio

“Cuando estábamos en barrio Ayacucho ya teníamos muchos clientes de General Paz que pedían por favor que trajéramos una sucursal para este barrio”, cuenta Noemí.

“Yo quería tener una pescadería que fuera mía, con mi propio nombre, mi ingreso propio y ahí vi la posibilidad”, agrega. Y así fue como decidió abrir su local en General Paz.

“Me gusta la gente de acá, es muy amable e inteligente. El ambiente es muy familiar; yo elegí este barrio (…) Los vecinos me recibieron como si yo fuera de su familia. Todos querían que me vaya bien y me recomendaban de boca en boca”, dice una agradecida Noemí.

“Lo hice todo sola, nadie me dio un peso. Mi hijo, a los 14 años, decidió acompañarme”, agrega la emprendedora sin ocultar el orgullo por su hijo.

Alta calidad

No solo la buena onda de los vecinos de la zona fue un puntapié para el despegue de Puerto Argentino. El emprendimiento creció por la calidad insuperable de los productos del local.

“Yo trabajo las marcas de primer nivel. Uno de mis proveedores es Solimeno” (una de las empresas pesqueras más grandes del país, ubicada en Mar del plata), dice Márquez, quien subraya que aun en los tiempos que corren, donde todos buscan reducir costos, ella nunca contempló la posibilidad de resignar calidad. Y la gente lo reconoce.

“Acá la mercadería no me dura nada. Todo sale. El pescado fresco se trabaja de acuerdo a lo que se pesca en la época”, comenta con satisfacción.

Puerto Argentino también recibe mercadería de los principales referentes del rubro en Rosario, Buenos Aires y Bariloche, donde “los peces crecen en aguas heladas y repletas de minerales, lo que favorece mucho a su calidad”, explica Márquez.

Una enciclopedia del pescado

No solo los productos son exquisitos sino que Noemí demuestra un conocimiento profundo y exhaustivo del mercado, el procesamiento, la conservación y las características de cada pescado.

“El pescado de río llega despinado, aunque también hay gente a quien le gusta el pescado con la cabeza, cola y la espina. Ese tiene más sabor”, nos explica en uno de los tantos datos que evidencian su manejo del tema.  

Los mariscos, de una variedad increíble, también son protagonistas de la oferta de Puerto Argentino. Para todos ellos, Noemí tiene una receta.” Yo de mi parte siempre les brindé mi honestidad, mis consejos, mis recetas”. Ella maneja una gran diversidad de combinaciones y conoce tanto a los clientes que les sugiere platos adecuados a cada gusto personal.

“Algún día tendré el restaurante de pescados y mariscos. Me fascinaría llegar a eso y lo tengo en la cabeza”, cuenta la emprendedora.

“Tres de mis hijos me acompañan en el negocio y me dan impulso porque a ellos también les gusta mucho este rubro”, cuenta la comerciante. “Ya he pedido un local más grande, es mi sueño seguir en el barrio. Ojalá se dé porque nos corre por la sangre  el negocio del pescado y el contacto con la gente”, cierra Noemí, protagonista de una increíble historia de la pasión de una familia entera por un proyecto de trabajo y crecimiento.