Este joven vecino de barrio Juniors es el presidente de la cadena Farmacia General Paz, empresa que fue distinguida recientemente por el centro vecinal del barrio homónimo por su prestigio y trayectoria: El negocio tiene casi 120 años, cincuenta de ellos bajo la conducción del memorable Oscar Pernochi.

Ingresó a trabajar en la farmacia, casi de manera accidental, cuando tenía tan solo veinte años. Con el correr del tiempo, se fue ganando la confianza del emprendedor que la condujo durante medio siglo y hoy, con tan solo 35, es el presidente de la cadena.  

Nicolás Bonsignori vive en Juniors, es contador público y, a pesar de su juventud, tiene a cargo una de las firmas más reconocidas de la ciudad en el rubro farmacéutico. Él nos describe el pasado y presente del emblemático negocio de Ovidio Lagos y 24 de septiembre.  

Historias paralelas 

Farmacia General Paz abrió sus puertas en 1899, en la misma esquina señalada más arriba. Prácticamente nació con el barrio mismo. Fue una botica tradicional a lo largo del siglo XX.  

En 1965, la compró Oscar Pernochi y hasta el día de hoy el negocio sigue en manos de su familia. “Se vino de Formosa con una mano atrás y otra adelante. Compró la farmacia financiada y la sostuvo él solo, con tres o cuatro empleados, por más de treinta años”, cuenta Nicolás.  

“Oscar me contaba que en los inicios estaba la farmacia, algunas casas más y el resto eran baldíos”, describe Nicolás como una postal retro de la presencia del negocio de Pernochi en el barrio. “Recuerdo fotos de la farmacia con el tranvía e incluso carretas”, agrega. No por nada la casa es patrimonio histórico de la ciudad.  

Entre antibióticos y alfiles 

La General Paz no era solo una farmacia. Oscar Pernochi era un apasionado del ajedrez y en el local solían reunirse vecinos del barrio adeptos a ese juego. “Era una especie de club social cuando él hacía los turnos”, narra Bonsignori.  

Oscar Pernochi falleció el pasado 31 de enero a causa de un cáncer de páncreas. Tenía 81, pero hasta semanas antes de morir seguía yendo a la farmacia casi a diario. “¿Qué voy a hacer en mi casa?”, le decía Oscar a su discípulo en el negocio, el actual presidente. 

“Venía a charlar con los clientes, con los empleados… Nos íbamos a caminar por el parque y al mediodía se volvía a su casa”, relata Nicolás con cierta nostalgia.  

 “Las cenizas de Oscar, los tableros y las piezas de ajedrez están guardados todos juntos, acá mismo, en la sede central de la farmacia”, comenta.  

Pegar el salto 

En 1994, la General Paz abre su propia droguería y, a través de un acuerdo con el Hospital Italiano, asume también la concesión de la farmacia del centro de salud de calle Roma al 500, ubicándose en la vereda del frente, donde sigue aún hoy. 

Por aquella época, se suman a la empresa los hijos número tres y cuatro de Oscar: Walter, primero; y Juan Manuel, más tarde.  “Los dos mayores se dedicaron a otra cosa”, añade Nicolás.  

Fue a partir de entonces, en principio por iniciativa de Walter, que la firma comenzó su proceso de expansión: De la mano del Italiano también, se vino la apertura de la sede del Cerro de las Rosas, en la Rafael Nuñez.   

Poco tiempo después, se abrieron sucursales en el centro, otra frente al Hospital Córdoba y otras en La Falda, Chaco y Misiones, adonde llegaron por intermedio de un yerno de Oscar.  

Recursos y humanos 

Los principios básicos de la farmacia, según Bonsignori, son elementales: “Siempre se priorizó los recursos humanos. Hay empleados con mucha antigüedad, algunos que están hace más de treinta años”.  

“Además, siempre se  tuvo como valores la atención a la gente, la humanidad y la fidelización del cliente”, agrega.   

“Por otro lado, el diferencial es comprar de forma directa a los laboratorios, dado que tenemos nuestra propia droguería. Eso es fundamental para poderle ofrecerle beneficios  a nuestros clientes”, explica el titular del negocio.  

“Uno de esos beneficios – agrega – es la tarjeta RED General Paz que otorga puntos con cada compra y se obtiene así  importantes bonificaciones y premios para nuestros clientes. Hicimos cien mil tarjetas”.  

“Hay mucha competencia, tenés que ofrecer más, un diferencial. Y también es para devolver algo a los clientes por su lealtad comercial. Es una estrategia de fidelización”, explica.  

Finalmente, Nicolás remarca la activa presencia de la firma en todas las redes sociales, en Internet a través de su web y un eficiente trabajo de newsletter directo.  

Que nunca falte el medicamento 

´Que nunca falte el medicamento´ era como un lema de Oscar (…) Siempre hubo como una idea del saber popular de decir ¿Dónde puedo conseguir esta medicación? Tenés que ir a Farmacia General Paz, que ahí va a estar”, señala Nicolás.  

“Para una familia, cuando falta un medicamento es un tema delicado y eso lo tenemos muy en cuenta. Tenemos stock muy amplio, lo que busque el cliente acá va a estar.” 

Destinada a crecer  

Farmacia General Paz llegó a tener catorce sucursales hasta el año pasado en que se dividió en dos empresas: Juan Manuel Pernochi asumió la conducción de siete bocas y su hermano mayor, Walter, se mantiene al frente de las otras siete, entre las cuales están la histórica casa central y las otras sedes del barrio (Roma al 500 y Libertad al 2000).  

Cabe señalar que Walter, quien además conserva la marca “Farmacia General Paz”, fue presidente de la Cámara de Farmacias de Córdoba y vicepresidente de la  Cámara Argentina de Farmacéuticos. 

La empresa cuenta con un plantel de cien empleados, que eran doscientos hasta 2016, por la misma razón de la fragmentación.  

Más allá de la división, “la farmacia tiene una inercia que la empuja a crecer”, asegura Bonsignori, con la convicción de una segura expansión para los próximos años. “En 2018 seguramente vamos a abrir dos o tres sucursales más, en General Paz y centro”, afirma.  

Ante la consulta sobre la ubicación, Nicolás explica que sería “en la zona del polo sanitario Reina Fabiola-Italiano-Salvador (…) Si bien ya tenemos presencia ahí, la demanda es muy grande”.  

Mantener el legado 

La farmacia fue reconocida recientemente como empresa distinguida del barrio, en el marco de la celebración llevada adelante a fines de septiembre por el centro vecinal de General Paz.  

“Es sin duda una satisfacción aunque me hubiera gustado que lo recibiera Oscar, que es el hacedor de todo esto”, subraya.  

Con respecto a su futuro, el presidente de la empresa dice: “Esto es parte de mi vida, me interesa mucho el personal (los empleados), mantener el legado de Oscar en la farmacia (…) Porque él  depositó su confianza en mí y le debo mucho”.  

“Yo soy contador  pero lo que sé de números lo aprendí con él. Cómo tomar decisiones, cómo conducir un equipo de empleados”, dice el presidente. 

“Él era un hombre muy inteligente, tenía intuición y a eso le sumó la experiencia. Ahora viene la tercera generación, que ya empieza a trabajar en la farmacia. Yo quiero enseñarle al nieto, Andrés, todo lo que a su vez me enseño su abuelo”, concluye Nicolás, con mucha gratitud hacia su mentor.